martes, 31 de diciembre de 2013

La culpa

<<Agradezco a Dios por permitirme vivir cada experiencia; con lágrimas y gozos, agradezco conocer a tantas mujeres inspiradoras y hermosas, con mucha humildad, esto es para cada una de ellas, para mi madre, mis hermanas, para Nancy Castilla, Amparo Lesmes, Jaqueline y para cada mujer en general que ha luchado por el amor y la liberación.>>


Dios me hizo mujer y parece que llevo la soga al cuello todo por tener pechos y ovarios en vez de gonadas por tener clitoris en vez de pene En mi no han visto senos ni trasero, vieron tetas y culo, en mi no vieron sonrisa ni ningún rastro de ternura sólo vieron una maquina de placer, algo que les permitiera carnificar con otra persona sus masturbaciones, halaron mi cabello y me han tocado sin importar mi voluntad, me han penetrado a la fuerza, sin importar si lo disfrutaba o no. Pero sigo siendo mujer.

Me quitaron el clítoris, insultaron mi senos, me taparon el rostro y me encerraron en una casa que más bien parecía una mazmorra, todo por impura, todo por mujer.

Me impusieron una línea que no quiero recorrer, han desdeñado y satanizado mis curvas, me han culpado de mis desgracias, por usar ropa ceñida a mi cuerpo, o ancha, por usar ropa discreta o atrevida, por vestir como monja o como prostituta, y todo fue mi culpa, todo por nacer mujer

Gritaron con todo el ímpetu de sus pulmones templaron hasta casi reventar sus cuerdas vocales para decirme que soy una sucia, que doy asco, asco por tener mi entrepierna mojada y sangrada, me obligaron a esconderlo y sentir vergüenza de mis ovarios agonizantes me forzaron a esconderme, me forzaron a vomitar, a dejar la comida porqué una mujer gorda es una aberración, me taparon la boca cuando intenté gritar, me condenaron por golpear al agresor por que si me hizo algo fue porque lo pedí y lo busque, por que soy una puta.

Y soy puta y mujer, como la que vende su amor a varios hombres, como la que se sienta en un trono o la que pega ladrillos, como la que trabaja y la que lucha, como la que se arregla las uñas y la que las arruina cocinando, como la que Jesús defendió de la pedrada, como la que es madre y padre, como la puta o como la santa.

Pero soy mujer y sigo siéndolo, con el orgullo de despertar con mi entrepierna mojada y bañada por mi sangre, con el privilegio de sentir el dolor de unos ovarios muriendo para resucitar y dar vida, con el sufrimiento de una vagina que se expande y contrae para dar luz a un nuevo mundo dentro de este universo, por que mis pechos son signo de abundancia al poder alimentar de ellos… Por que soy mujer y lo digo con orgullo, mujer de talla ancha, botas y pelo corto, mujer que ama y que decide vivir sin miedos y hoy encarno a cada una de las que sufre como las de mi casa, mi barrio, mi país  y qué sé yo, lo que me rodea, y por eso me llaman puta y hoy le quito el poder ofensivo a esa palabra.

¡Puta sí! ¡Puta a mucho orgullo! ¡Gracias Dios por hacerme puta y mujer!



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